McCombs (1997), profesora de la Universidad de Denver, desarrolló el Assessment Learner Centered Practices, cuestionario que ideó con la intención de desarrollar un medio que sirviera a los profesores para la auto-reflexión sobre sus creencias pedagógicas. Consta de dos versiones: una dirigida a los profesores y otras a los alumnos, por lo que permite comparar las ideas de unos y otros sobre una misma práctica.
Versión de los alumnos
Cuestionario de 102 ítems divididos en tres subescalas.
Versión de los profesores
Es un cuestionario de 105 ítems dividido en cinco escalas, detalladas con sus subescalas, que miden distintas áreas de la docencia. Destacamos que la primera escala, "Creencias de los profesores sobre la enseñanza, el aprendizaje y los alumnos", constituye un cuestionario en cierta medida autónomo que consta de 15 ítems a los cuales vamos a dar respuesta. Hay que tener en cuenta que esta escala consta a su vez de tres subescalas:
- Escala 1: creencias centradas en el alumno, su aprendizaje y la enseñanza.
- Escala 2: creencias no centradas en el enfoque centrado en el alumno sobre los alumnos.
- Escala 3: creencias no centradas en el enfoque centrado en el alumno sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Para conocer el grado de acercamiento en cada una de estas subescalas hay que realizar las siguientes operaciones:
Escala 1: ítems 1,4,7,10 y 13 (suma total y dividido entre 5)
Media óptima: 3,2
Mí media: 3,8
Escala 2: ítems 2,5,8,11 y 14 (suma total y dividido entre 5)
Media óptima: 2,3
Mí media: 1,4
Escala 3: ítems 3,6,9,12 y 15 (suma total y dividido entre 5)
Media óptima: 2,4
Mí media: 2,4
A la vista de los resultados, conviene realizar las siguientes reflexiones: ¿se asemejan?, ¿distan mucho?. Vamos a analizar los ítems que han contaminado, positiva o negativamente mis puntuaciones.
En la escala 1, existe una desviación positiva de 0,6. Quizá se trate de una visión excesivamente optimista y tal vez derivada de mi falta de experiencia porque aún no soy maestra en activo y por lo tanto, es posible que mis creencias no estén contaminadas aún por el "día a día". Pero sí he contestado, desde mi convicción tal vez utópica, de que se puede mejorar el rendimiento de los alumnos a base de implicación, motivación y responsabilidad.
En la escala 2, mis respuestas tienen una desviación negativa de 0,8. De nuevo creo que he pecado de optimismo, puesto que pienso que no existen alumnos "perdidos", "irrecuperables", "incapaces", etc. Creo que esas afirmaciones son propias de profesores que no cuentan con ninguna motivación por intentar mejorar.
En la escala 3, me sitúo en la media.
¿QUE PODRÍAMOS HACER EN EL AULA EN APOYO A ESAS SENTENCIAS QUE, SUPUESTAMENTE, REVIERTEN EN UN APRENDIZAJE MÁS CERCANO A LOS NUEVOS ENFOQUES?
Deberíamos esforzarnos por obtener una mayor implicación de toda la comunidad educativa así como impulsar una mayor autonomía en el alumnado, para que se produjera el aprendizaje autorregulado y fuesen los propios alumnos quienes construyeran sus propios aprendizajes. El profesor debería de tomar un papel de guía respetando la iniciativa y creatividad del alumnado, tratando de llevar a cabo aplicaciones en la vida real de los conocimientos adquiridos en el aula.
Con los alumnos "difíciles", deberíamos esforzarnos por encontrar vías que facilitaran el aprendizaje de estos alumnos y contar con la participación de los padres y del centro educativo.
En Educación Infantil, que es mi campo, no existen alumnos difíciles, sino alumnos con problemas (a veces familiares y a veces con deficiencias, a menudo aún sin diagnosticar), por lo que la implicación de toda la comunidad educativa es fundamental.